Lee Gálatas 6:1–5

El Manual de la Iglesia Bautista de J. Newton Brown (1853) fue utilizado por iglesias durante muchas décadas. Contiene este hermoso párrafo de compromiso de pacto: “Nos comprometemos además a velar unos por otros con amor fraternal; a recordarnos unos a otros en oración; a ayudarnos unos a otros en la enfermedad y la angustia; a cultivar la compasión cristiana en los sentimientos y la cortesía en el habla; a ser lentos para ofendernos, pero siempre listos para la reconciliación, y conscientes de las reglas de nuestro Salvador, para obtenerla sin demora”. Tal vez Brown tenía en mente Gálatas 6 cuando escribió este encargo.

Al acercarse al final de esta carta, Pablo continúa su enseñanza sobre cómo vivir la vida de amor llena del Espíritu. El pasaje de hoy describe las formas en que los creyentes gálatas deben servirse unos a otros. Primero, instruye a sus “hermanos” a restaurar con delicadeza a cualquier creyente “sorprendido en pecado” (v. 1). En 5:19–21, Pablo había dado una severa advertencia contra las “obras de la carne”. La consecuencia fue que “los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (5:21). Pero aquí Pablo ofrece la esperanza de redención. El perdón y la restauración son posibles y deben buscarse con ternura y cautela.

En segundo lugar, Pablo da el encargo de ayudarse “unos a otros a llevar sus cargas” (v. 2). No es simplemente una sugerencia; es un mandato. La palabra para “carga” es baros, que significa “un peso pesado o una piedra”. Pablo pinta un cuadro de cuidado mutuo donde un creyente pierde fuerza y ​​otro creyente asume la carga. Esto, dice Pablo, cumple la “ley de Cristo” (v. 2), que contrasta con la ley judía de Moisés.

Por último, Pablo llama a los gálatas a tener una visión honesta de sí mismos (v. 3). Esto implicaba erradicar la arrogancia, evaluar sus propios motivos, eliminar la comparación malsana y asumir la responsabilidad apropiada (vv. 4–5).

• ¿Necesitas ayudar a restaurar a alguien que está viviendo en pecado? ¿O puedes ayudar a llevar la carga de alguien hoy?

Ora con nosotros

Amado Jesús, gracias por salvarnos y convertirnos en una familia, una familia de fe. Enséñanos a ser una comunidad que Te glorifique ante el mundo que observa. Por Tu Espíritu, únenos en unidad cristiana.

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Lee Gálatas 5:22–26

El fruto del Espíritu es probablemente el pasaje más conocido de la carta de Pablo a los Gálatas. Es posible que hayas memorizado estos versículos cuando eras niño. Recuerdo una canción que nos enseñaron para ayudarnos a hacerlo.

Ya sea que de pequeño hayas aprendido el fruto del Espíritu o no, Pablo aquí nos ofrece una enseñanza seria sobre el proceso de santificación. En contraste con su lista anterior de actos carnales que hay que evitar (vv. 19–21), Pablo ofrece esta lista de virtudes que surgen de una vida llena del Espíritu. No se esperaba que los creyentes gálatas produjeran estas cualidades de carácter en sí mismos. La condición de “hijos de Dios” se les había dado ya que habían “crucificado” la carne (v. 24).

No es de sorprender que el amor (ágape) esté primero en la lista de Pablo. Resumió toda la ley citando Levítico 19:18: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Este amor ágape no es simplemente una admiración cariñosa o una afinidad emocional. Este amor es una búsqueda intencional y sacrificial del bienestar de otra persona. Si bien el primer amor del creyente debe ser Dios (Deuteronomio 6:5; Marcos 12:30), el enfoque de Pablo aquí es el amor de los cristianos por los demás. El amor es como el fertilizante que alimenta el resto de la fruta.

El gozo está estrechamente relacionado con la esperanza. A lo largo de sus escritos, Pablo llama repetidamente a sus lectores a “regocijarse en el Señor”. El objeto del regocijo es clave. Encontramos esperanza y gozo no en nuestras circunstancias cambiantes, sino en Cristo a través del Espíritu. De manera similar, la paz no es un sentimiento fugaz y sublime. Al igual que el shalom hebreo, esta paz es una condición de plenitud, bienestar y relaciones correctas.

Los siguientes frutos, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio se centran en la vida relacional y en cómo los cristianos guiados por el Espíritu tratarán a otras personas, es decir, cómo “amarán”.

• ¿Qué fruto del Espíritu es evidente en ti ahora mismo? ¿Qué fruto necesitas pedirle a Dios hoy?

Ora con nosotros

Tú dijiste: “Yo soy la vid”. Tus palabras, Señor, nos dan la seguridad de que, como Tus ramas, podemos tener el fruto del Espíritu en nuestras vidas porque estamos conectados a la Vid maravillosa y fructífera.

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Lee Gálatas 5:16–21

En unas vacaciones recientes, nuestra familia salió a caminar por unas montañas cercanas. Condujimos durante kilómetros por un camino de tierra lleno de baches hasta nuestra cabaña. Disfrutamos del almuerzo y luego emprendimos una caminata por el valle del río a lo largo de la base de la cordillera, siguiendo el camino trillado por muchos excursionistas que habían ido antes. Caminamos por donde ellos habían caminado.

El pasaje de hoy comienza con “así que les digo”, mientras el apóstol Pablo continúa la enseñanza práctica que había iniciado en la sección anterior. Específicamente, en el versículo 15, Pablo advierte a sus lectores sobre la destrucción mutua que ocurre cuando los creyentes se atacan entre sí. Luego ofrece el antídoto para los desacuerdos egocéntricas: “Anden por el Espíritu” (v. 16 NBLA).

Pablo usa con frecuencia la palabra griega peripateite (“andar”) para describir la conducta diaria del cristiano. El verbo describe una actividad presente y continua. Este “andar” lo abarca todo. Involucra todas las áreas de la vida del creyente y no tiene fin. La palabra también puede llevar el matiz de “caminar detrás de alguien en una dirección particular”. La leyenda cuenta que Aristóteles, a veces caminaba mientras daba conferencias en la Escuela Peripatética. Sus estudiantes lo seguían literal y filosóficamente.

“Andar por el Espíritu” significa que seguimos los pasos del Espíritu y vamos a donde Él nos guía. Y cuando el creyente camina por el Espíritu, los “deseos de la carne” serán aplastados (vv. 16–17). Los dos estilos de vida, guiados por el Espíritu y guiados por la carne, son mutuamente excluyentes. Son dos caminos completamente diferentes.

A continuación, Pablo enumera quince vicios. Por supuesto, no es una lista exhaustiva de transgresiones. Pero representa el poder de la carne para tentarnos a pecar: sexual, espiritual y relacionalmente (vv. 19–21). La lista es seguida por otra severa advertencia del apóstol. La consecuencia de la esclavitud pecaminosa es alta y eterna.

• ¿Cómo es para ti “andar en el Espíritu”? Si el clima lo permite, ¿por qué no caminar y hablar con Dios hoy?

Ora con nosotros

Padre, Tú has enviado a Tu Espíritu para que esté con nosotros para siempre, para que habite en nosotros, para renovarnos, para mostrarnos lo que es verdad. Por Tu Espíritu has puesto Tu sello sobre nosotros, y nos regocijamos en Tu fidelidad. Danos poder para ir a donde el Espíritu nos lleve.

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