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Susana Wesley

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このコンテンツについて

La correspondencia entre Susana Wesley y su esposo, Samuel Wesley, sobre los cultos familiares en Epworth es un episodio bien documentado, las citas textuales exactas pueden variar según las fuentes, ya que las cartas originales no siempre se conservan completas o se citan de manera parcial en textos históricos. Estas citas reflejan el intercambio en el que Susana defiende su decisión de liderar cultos familiares y reclama a Samuel su responsabilidad como padre.

En 1712, mientras Samuel estaba ausente en Londres, Susana comenzó a realizar reuniones devocionales en la rectoría de Epworth para sus hijos y, eventualmente, para vecinos. Cuando Samuel se enteró, le escribió expresando su preocupación, principalmente porque, como mujer, estaba liderando actividades religiosas, algo considerado inusual en la Inglaterra anglicana de la época. En una carta fechada en febrero de 1712, Samuel escribió (según se cita en biografías de los Wesley):

“No me agrada que hayas asumido la dirección de reuniones religiosas en mi ausencia, pues no es propio que una mujer asuma tal papel, especialmente en asuntos de instrucción espiritual, que corresponde al ministro o al cabeza de familia.”

A esto, Susana respondió con una carta que es famosa por su claridad y firmeza, defendiendo su rol como madre y su deber espiritual. La cita más conocida de su respuesta, según se recoge en textos como The Life of Susanna Wesley de Eliza Clarke y otras fuentes metodistas, es la siguiente:

“Si me dices que no debo hacerlo porque no soy hombre ni ministro, te responderé que soy una mujer, pero también la ama de una gran familia. Aunque el cuidado superior de las almas recae sobre ti como ministro y padre, en tu ausencia, no puedo dejar de considerar cada alma bajo mi cargo como un talento que me ha sido confiado bajo pena de juicio eterno. Sentí que debía hacer más por mis hijos y los que se unieron a nosotros, pues no había suficiente instrucción espiritual en la iglesia.”

En otra parte de la correspondencia, Susana también enfatizó la responsabilidad de Samuel como padre, según se cita en Susanna Wesley: The Complete Writings (editado por Charles Wallace Jr.):

“Es tu deber, como cabeza de esta familia, asegurarte de que nuestros hijos reciban instrucción en las cosas de Dios. Pero, en tu ausencia, no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo las almas de nuestros hijos y vecinos carecen de alimento espiritual. Si no lo hago yo, ¿quién lo hará?”

En estas cartas, Susana no solo defendió su iniciativa, sino que también señaló la negligencia espiritual del sustituto enviado por Samuel, el señor Inman, cuyos sermones se centraban en temas triviales como el pago de deudas, lo que llevó a la gente a preferir las reuniones de Susana. Ella argumentó que su acción no buscaba usurpar el rol de Samuel, sino llenar un vacío en la educación espiritual de sus hijos y la comunidad.

Estas citas reflejan el carácter de Susana: devota, lógica y comprometida con su fe y su familia. Su postura influyó en que Samuel finalmente cediera, permitiendo que las reuniones continuaran hasta su regreso. Este episodio no solo muestra su influencia en sus hijos, especialmente John y Charles Wesley, sino también su papel como precursora en la formación del Metodismo.

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