Juanito tiene un conflicto: sus amigos quieren que disfrute Dune pero no puede. Vamos a hablar de Edward Said, de Zendaya y Timothée Chalamet, de Slavok Zizek, de la NBA, de Norman Finkelstein y del afrofuturismo para ver por qué carajos el pobrecito de Juanito no puede disfrutar la saga de Dune.

Todos tenemos un amigo así: le gusta Star Wars, se identifica con los rebeldes, se disfraza de Luke Skywalker en Halloween, se compra un lightsaber en Amazon, pero el 2 de junio vota por el PAN.

Esta contradicción no es un caso aislado, sino, me atrevo a decir que es la norma. Podemos intercambiar Star Wars por Dune, o el PAN por los Republicanos, etcétera. Pero tampoco sería justo condenar de forma tajante la inconsistencia porque hay muchos factores de por medio y también porque somos más contradictorios de lo que nos gustaría reconocer. Antes, o en lugar, de tachar estas inconsistencias nuestras como síntomas de una hipocresía general, tratemos primero de identificarlas y comprender por qué suceden, porque mi sentido arácnido me dice que el arte de la narrativa está en el meollo del asunto.

¿Puede un primate tomarse un selfie? Lo único que tiene que hacer es presionar; Kodak hace el resto. Por primera vez en la Historia somos productores y consumidores de imágenes. Las fotografías ya no son una mediación entre nosotros y el mundo, sino la materia prima de nuestra vida personal, política y emocional.

Hablemos de la posfotografía con la ayuda de Joan Fontcuberta, Penélope Umbrico y David Slater. Vivimos en la era del homo photographicus; era en la cual algunos primates fotografían puestas de sol para Flickr, mientras que otros videograban las atrocidades de la guerra.

Llega un masoquista con un sadista y le dice: “Pégame”, a lo que el sadista responde, “No.” ¿Cuál es el problema de este encuentro? ¿Acaso no es una pareja sadomasoquista hecha a la medida? De la mano de Gilles Deleuze, vamos a separar el sadismo del masoquismo utilizando su concepto de rizoma en el futgolf. ¿Y qué tiene que ver todo esto con los Rolling Stones? 🤔👅

La transición de escuchar música en CD a Spotify modificó experiencias. Hace unas semanas me puse a escuchar Korn, y cuando llegué al álbum de Follow The Leader, me sorprendió que la música inició de inmediato. A quienes les tocó escuchar este álbum en CD recordarán que las primeras 12 canciones emitían silencio. Digo que emitían porque evidentemente existía una grabación y numeración.

¿Qué cambiará en la experiencia de alguien que escuche el álbum por primera vez? ¿Qué se perdió en la transición?

Acompáñame a ver lo que la película Tár y el compositor Gustav Mahler dicen del silencio en las sinfonías; lo que Scorsese y Shūsaku Endō dicen del silencio en la religión, y lo que Korn logró en 1998 en el corazón de muchos adolescentes ansiosos al recibirlos con 12 canciones de silencio en su último álbum.

Atrás se quedaron los tiempos en que las brujas las representaban como viejas, feas y malvadas... ¿o siguen? ¿Quiénes eran las brujas? ¿Por qué las odiaban tanto hasta quemarlas?

El arquitecto Peter Zumthor y la artista contemporánea Louis Bourgois construyeron el Memorial Steilneset para recordar a las víctimas de la cacería de brujas. Pero, ¿quién inició y fomentó la persecución?

El martillo de las brujas (Malleus maleficarum) es un manual de reconocimiento y cacería de brujas escrito en el Renacimiento por dos dominicos alemanes, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger. Este manual se convirtió en un bestseller, y el daño fue irreparable.

Pero el problema de la cacería continúa; he aquí un enemigo bien conocido: el capitalismo. De la mano del libro El calibán y la bruja, de la filósofa, Silvia Federici, acompáñanos a ver los orígenes de la cacería, el porqué de su vigencia, y ensayar sobre la conexiones gelatinosas entre brujería y feminismo.

Parte 1: Breviario —brevísimo— filosófico y psicológico sobre Batman. ¿Acaso tiene una obligación moral de proteger a los gotamitas? ¿O serán góticos?

Desde la noche en que Joe Chill dejó huérfano a Bruno Díaz en un callejón, el niño de 12 años se hizo una promesa que jamás rompería: limpiar a la Ciudad Gótica de sus criminales. No nos preguntaremos qué hacía la familia más rica de la ciudad en un callejón de mala muerte a medianoche sin guardaespaldas, ni tampoco si Joe Chill se estaba moneando o no.

Con la ayuda de Ludwig Wittgenstein, también conocido como Súperlengua, y otros súper amix (nunca enemix) como John Stuart Mill (Superfeliz), Immanuel Kant (Capitán Maravilla) y Platón (Mr. Virtuoso), nos preguntaremos cuál es la esencia de Batman y hasta dónde llega su responsabilidad moral.

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¿Y qué tiene que ver todo esto con Tesla? 👀

Parte 2: ¿La Ciudad Gótica o la Ciudad de México? El Batman de Alberto Chimal