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Hey ho! Hoy es viernes, el día que más ilusión te hace de toda la semana (tranqui, a ti y a todos). Y no se nos ocurre mejor forma de celebrarlo que regalándote el rebranding de BBVA, sólo a ti, por ser tú, por ser del More.

Disfruta ❤️

Hay preguntas que abren caminos, y BBVA acaba de estrenar una que resume todo su cambio de imagen: «¿Avanzamos?».

Con este nuevo lema —más cercano, más activo, más humano— el banco inaugura una nueva etapa de marca que quiere dejar claro que ya no basta con parecer una gran entidad: hay que parecerlo… y sonar como tal.

BBVA ha presentado oficialmente su nueva identidad visual y verbal, con el objetivo de ofrecer una experiencia más empática y coherente en todos sus puntos de contacto.

¿Qué cambia exactamente? Desde la tipografía hasta las ilustraciones, desde el estilo fotográfico hasta el tono en los mensajes. Todo más accesible, más simple, más claro.

Y sobre todo, más alineado con lo que el banco quiere representar: un aliado real para el progreso personal y empresarial.

A simple vista, el cambio parece sutil. Pero lo importante va por dentro (y por cada pixel).

El nuevo sistema visual de BBVA busca ser más cercano, más cálido, más humano. Desaparecen los tonos excesivamente corporativos, y entra un azul más brillante, acompañado por una paleta más diversa y flexible.

Las ilustraciones, más orgánicas y fluidas, ganan protagonismo, y las fotos huyen de la solemnidad para reflejar momentos reales, cotidianos, imperfectos. Gente como tú, no como stock.

Uno de los cambios más importantes es tipográfico.

Adiós a la rigidez: BBVA estrena una fuente propia, sin serifas, versátil y legible, que funciona igual de bien en móvil que en pantalla gigante. Más allá de lo estético, es una decisión estratégica.

La renovación también llega acompañada de cambios funcionales. El 20 de mayo, BBVA lanzó una nueva versión de su app en España, con una capa adicional de inteligencia artificial que busca anticiparse a las necesidades del usuario y ofrecerle recomendaciones financieras más personalizadas.

Un movimiento que refuerza el giro hacia una banca que no solo se entiende mejor, sino que también te entiende mejor.

Atrás queda el clásico «Creando oportunidades». El nuevo «¿Avanzamos?» no es solo una pregunta retórica: es una invitación. Una forma de decirle al cliente que el camino se recorre en compañía.

Y en un contexto donde las marcas que no evolucionan se quedan sin conversación, BBVA apuesta por abrir diálogo. Con voz nueva. Y con estilo.

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Hey, ho! Es miércoles y son las 9 de la mañana. Mientras el café se enfría y el mundo arranca, los datos ya corren más rápido que muchos atletas.

Porque ahora cada kilómetro tiene metadatos, cada salto deja huella digital y cada pulsación cuenta para entrenar mejor. La tecnología ha dejado de ser un extra en el deporte: ahora es su columna vertebral.

No solo mejora el rendimiento, también reescribe la manera de entrenar, planificar y prevenir.

Ya no hablamos de pulsómetros y cronómetros, sino sensores biométricos, analítica predictiva, inteligencia artificial o realidad virtual. Herramientas que permiten saber qué carga exacta necesita un deportista para mejorar sin romperse.

Lo que antes requería meses de prueba y error, ahora se optimiza en minutos. Plataformas como Playermaker, catapultadas por atletas de élite, ofrecen métricas detalladas en tiempo real para ajustar técnicas y prevenir lesiones.

La IA se ha convertido en el entrenador silencioso que identifica patrones de fatiga o riesgo antes de que sea tarde. ¿Te suena a ciencia ficción? Ya está pasando.

Pero no todo va de élite. Las apps de entrenamiento inteligente y los entornos inmersivos democratizan el acceso al alto rendimiento.

El entrenamiento personalizado ya no es exclusivo de Cristiano o Nadal: ahora también está en el bolsillo del aficionado de gimnasio o del chaval que entrena en el parque.

¿Y el futuro? Híbrido. Físico y digital. Con robots que ayudan a mejorar el tiro libre, gafas que simulan presión de partido y plataformas que ajustan el entrenamiento a tus biorritmos.

El deporte ya no es solo talento y sudor. Es también código, datos y precisión quirúrgica.

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Hey, ho! Es martes y hoy hablamos de curvas, concretamente de esa por la que están derrapando los fondos de energía.

Abril ha sido despiadado. Todos los productos analizados cerraron en rojo, con caídas superiores al 11% y una media que ronda el -14%. Una corrección que ha pasado factura, incluso a los fondos más sólidos del trimestre anterior.

Los más damnificados del mes: Guinness Global Energy C EUR Acc (-16,05 %), Guinness Global Energy Y EUR Acc (-15,98 %) y BGF World Energy C2 (-15,35 %).

El retroceso fue generalizado, tanto en fondos centrados en energía tradicional como en los mixtos que combinan infraestructuras.

¿Qué ha pasado? Un cóctel nada apetecible: bajada del precio del petróleo y del gas natural, menos tensión geopolítica de la esperada, inversores cobrando beneficios tras un buen primer trimestre… y un entorno macroeconómico que no ayuda.

Los tipos siguen altos, y eso castiga a sectores cíclicos como este.

¿Y ahora qué? A pesar del tropezón, la energía sigue siendo una jugada a medio-largo plazo para muchas carteras. Estas correcciones, si se gestionan con cabeza, pueden abrir buenas puertas de entrada.

Toca estar atentos a lo que hagan la OPEP+, el Brent, el WTI y a los movimientos de las grandes gestoras entre lo fósil y lo renovable. Porque en energía, cada ciclo cuenta.