EL PECADOR NO TENDRÁ HERENCIA
Efesios 5:5 Pueden estar seguros de que ninguna persona inmoral, impura o avara heredará el reino de Cristo y de Dios. Pues el avaro es un idólatra, que adora las cosas de este mundo. 6 No se dejen engañar por los que tratan de justificar esos pecados, porque el enojo de Dios caerá sobre todos los que lo desobedecen. 15 Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. 18 … sean llenos del Espíritu Santo 19 cantando salmos e himnos y canciones espirituales entre ustedes, y haciendo música al Señor en el corazón. 20 Y den gracias por todo a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. NTV.
Las relaciones sexuales fuera del matrimonio, las relaciones inmorales entre personas del mismo género sexual, el consumo de bebidas alcohólicas, tabacos y otros estupefacientes, así como el enriquecimiento ilícito, no son reprobadas por la sociedad humana, más bien, son aceptadas como normales. Con esta idea de pensamiento distorsionado, promueven campañas para que estas prácticas sean amparadas bajo las leyes constitucionales de las naciones y estados. Por más que el hombre cree leyes para amparar la práctica inmoral abiertamente, estas prácticas seguirán siendo pecado delante de Dios, y todos los que practiquen tales cosas, nunca heredarán el reino de Dios.
A través de los tiempos, el enemigo de Dios ha tratado de convencer a la humanidad que las relaciones sexuales antes del matrimonio y fuera del matrimonio no son pecado, así como las relaciones sexuales casuales, o relaciones entre personas de un mismo género sexual. Satanás ha tenido éxito, pues ha logrado convencer a muchas personas que esta clase de prácticas son normales, por eso, la humanidad cada vez más se está depravando, y se puede ver cada vez más que hombres y mujeres están manteniendo relaciones sexuales ilícitas sin el temor de ser disciplinados por el Señor de los Ejércitos celestiales. En esta práctica inmoral reprochada por el eterno Creador, también se encuentran algunos creyentes.
Pese a que la humanidad vea con buenos ojos, disfrutar de los placeres de este mundo, delante de Dios, no es nada bueno, por eso, todo aquel que continúe practicando estos actos inmorales, impuros y licenciosos no va a tener herencia en el reino de Cristo y de Dios. Además, los deseos licenciosos como avaricia, equivale a la idolatría ya que en el corazón del hombre, siempre estará en primer lugar antes que Dios. De la misma manera, es posible que el hombre convierta al sexo en un dios para adorarlo, por eso no lo dejará fácilmente, sino que continuará en esta práctica ilícita. Continuar en esta práctica y otras parecidas es evidencia de que el hombre no ha conocido a Cristo, y el que no conoce a Cristo, no puede tener herencia en Él.
Toda persona que ha alcanzado la redención gracias a la preciosa sangre de Jesucristo, tiene que tener cuidado de cómo está llevando su vida, tiene que ver si está llevando una vida como le agrada a Dios. Por eso, los creyentes no tienen que vivir como los necios, practicando toda clase de inmoralidad sexual, sino que tiene que vivir como sabios, honrando y glorificando a Dios con sus vidas. Para esto, el creyente debe estar lleno del Espíritu Santo, para que le dirija en su vida y en su comunión con Cristo. Al estar lleno del Espíritu Santo, el creyente podrá tener comunión con otros creyentes para alabar y glorificar el santo nombre de Dios, con salmos e himnos y canciones espirituales que alegren el corazón del Señor. Además, siempre tendrán un corazón dispuesto para dar gracias por todo a Dios Padre.
Queridos hermanos. Los que pese a su conversión a Cristo siguen viviendo bajo el dominio de los placeres de este mundo y no siguen una vida santa y obediente a la voluntad de Dios Padre, no tendrán parte en la herencia real preparada para los que están en Cristo. Este reino es el dominio santo donde el poder y la autoridad divinos se sienten y son obedecidos. Por esta razón las cosas inmundas e inmorales no tienen parte en este reino presente, ni en el futuro. Por eso, todos los que practiquen tales cosas, no tendrán cabida en este lugar santo. Hermanos. No cambiemos nuestra herencia junto a Jesucristo por algunos minutos de alegría que nos ofrece los placeres mundanos. Estos placeres a la larga nos llevarán al dolor y al llanto eterno. Seamos sabios, abandonemos definitivamente los deseos de nuestra vieja naturaleza, y vivamos en nuestra nueva naturaleza, cantando y glorificando el santo nombre de nuestro amado Redentor.