En un mundo digital donde el arte es cada vez más efímero, el resurgimiento del vinilo nos invita a reflexionar sobre lo que perdemos al cambiar lo tangible por lo inmediato. La experiencia física —abrir un disco, contemplar su portada, leer el libreto— genera una conexión profunda que lo digital no puede replicar. Para los artistas, los formatos físicos ofrecen control y valor estético, mientras que para el público, preservan memoria e historia. El Record Store Day celebra esta resistencia cultural con lanzamientos exclusivos y apoyo a tiendas independientes.

En este episodio hacemos una pausa necesaria para hablar con seriedad sobre la tragedia ocurrida en el Festival Ceremonia 2025, donde dos fotoperiodistas, Berenice Giles y Miguel Ángel Rojas, perdieron la vida tras el colapso de una estructura metálica movilizada por una grúa. La decisión de continuar el evento sin informar al público refleja una alarmante falta de responsabilidad y transparencia por parte de los organizadores. Analizamos el contexto detrás de este accidente: fallas estructurales, omisiones en los protocolos de seguridad, condiciones laborales precarias previamente denunciadas y una cultura de producción que antepone el espectáculo al bienestar humano. También reflexionamos sobre el papel de los artistas y del público como agentes con voz y capacidad de exigir rendición de cuentas. Es un llamado urgente a repensar cómo se producen y viven los festivales en México.

Exploramos la evolución del Festival Ceremonia, desde sus inicios en 2013 hasta su edición 2025 con Tyler, The Creator, Charli XCX y Massive Attack. Hablamos de su impacto cultural, su compromiso social y su papel clave en la música contemporánea. También destacamos a Meme del Real como solista, la propuesta experimental de A.G. Cook, el pop psicodélico de Valgur desde Oaxaca, y la trayectoria minimalista de Richie Hawtin. Cerramos con un repaso a la carrera visionaria de Tyler y el legado sonoro de Massive Attack, referentes que transforman los límites del sonido global.

Lo más reciente de la música que habita en los márgenes: de los beats glitch de Playboi Carti a los paisajes nocturnos de The Horrors, pasando por el filo lírico de Belafonte Sensacional y el corazón guitarrero de Juan Cirerol. Nuevos discos, canciones que raspan y sonidos que piden escucharse con atención.

Un recorrido sonoro por la evolución musical de Gustavo Cerati, desde la vanguardia de Colores Santos hasta la madurez poética de Fuerza Natural. A través de invitados, música en vivo y análisis de sus discos clave como Amor Amarillo, Bocanada y Siempre es Hoy, exploramos la profundidad artística de un creador que rompió moldes. Entre sintetizadores, guitarras etéreas y letras introspectivas, celebramos a Cerati como un pionero del arte rebelde y emocional en Latinoamérica

Arrancamos con Oracle, una colaboración entre Machinedrum y Aja Monet, bases electrónicas flotantes, y con una vibra introspectiva le sigue Hood Mentality de Kessler. Disco de Sextile rompe con sintetizadores agresivos y percusión seca evocan una estética post-punk de energía frontal. Finalmente, So Many Ways de Kiss Facility junto a Poison Friend ofrece un enfoque más melódico, aunque no menos oscuro, entre el synthpop y la experimentación lo-fi. La segunda mitad, damos una prueba del amado y odiado Pitchfork Festival 2025. El recorrido comienza con Black Country, New Road, que mezcla sensibilidad con estructuras cambiantes y arreglos poco convencionales. Después Machine Girl, donde la distorsión y el ritmo caótico ocupan el primer plano. Con Roc Marciano y Alchemist se agradece una base de hip hop minimalista y densa. Finalmente, Dummy cierra el bloque con una sonoridad más etérea. En resumen, una selección diversa, híbrida y cada vez menos preocupada por encajar.

Desenterramos la historia de la Fania Records, esa “mafia” de músicos latinos que con trombones y timbales en mano tomaron por asalto Nueva York. Entre Spanish Harlem, ritmos afrocubanos, jazz latino y cha cha chá, Fania construyó su imperio con estética gangster prestada de Hollywood, mientras sus artistas como Hector Lavoe sobrevivían como podían entre adicciones y conciertos. Pero sin duda, las portadas de Izzy Sanabria, lo acuñarían como El Padrino de la salsa, pues con mucha cabeza convirtió en un escándalo La Gran Fuga, simulando a Willie Colón prófugo del FBI. Pero, también hubo resistencia, Eddie Palmieri y otros, formaron la Contra-Fania, una especie de punk afrocubano que dijo “no, gracias” al monopolio del guaguancó. Al final, la historia de la Fania es una coreografía perfecta entre gloria y ruina. Y quizá por eso sigue viva.

David Lynch no es un genio atormentado ni un gurú del absurdo. Es simplemente alguien que hizo lo que quiso: comerciales de pruebas de embarazo y discos de blues con guitarras tristes acompañado de Karen O. Las composiciones de Angelo Badalamenti, la voz etérea de Julee Cruise, la violencia contenida de Rammstein o la experimentación con Flying Lotus, orquestaron en Lynch un tributo a la confusión como arte.