
04 Levítico 6 Restitución y perdón.wav
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Levítico 6:2-5
Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo, o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre, entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, o todo aquello sobre lo que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación.
Cuidando nuestro testimonio y restaurando nuestras acciones.
Aunque hoy en día acudimos a Jesucristo para que nos perdone nuestro pecado, hay algo que tenemos que tener en cuenta, y es la restitución de lo que hemos hecho.
Si hemos ofendido con nuestras palabras, debemos pedir perdón y además debemos tratar de corregir lo que hicimos.
No vale pedir perdón y ya está, sino que tenemos que corregir todo el daño que hicimos y tener una actitud correcta.
Esto no siempre va a ser posible, pero en la medida de nuestras posibilidades debemos de hacerlo, ya que es lo correcto y ésta debe ser nuestra actitud, ya que es lo que agrada a Dios.
No se trata de pedir perdón de cualquier manera, sino de tratar de enmendar nuestro error.
Jesucristo por su misericordia nos perdona, pero en nosotros está el hacer lo correcto.
Hay algo curioso en el texto, y es que él que reponía, debía de añadir la quinta parte al hacerlo y esto es lo que nos enseña es que no basta con dejar las cosas como estaban, sino que debemos de dar un paso más y no solo restablecerlas, sino aún tratar incluso de mejorarlo.
Muchas veces nos cuesta reconocer nuestro error, pero es lo justo y correcto delante del Señor.
Te invito a que pienses en ello, y corrijas todo aquello en lo que puedas haber fallado.
¿Lo harás o perderás la ocasión de hacer lo correcto y agradar a Dios?
Oración: Ven delante de Dios y pídele perdón por aquellas cosas a las que a veces no les importancia o no quieres restaurar. Comprométete a reparar aquello que rompiste en la medida de tus posibilidades. Pon tu pecado y tu error a los pies de Cristo sabiendo que Él te perdona y te restaura. Pídele que te ayude a restaurar a los demás. Dios te bendiga. ¡Que tengas un buen día! Amén. DTA